¡Dieta Navideña!

Comidas y más comidas, es lo que siempre conseguimos en una secuencia interminable de encuentros navideños; y cuando pensamos que ya no podemos más, siempre existe uno más donde debemos ir y disfrutar de platos irresistibles.  Después de ese maratón culinario nos queda, el aumento de peso, de la presión, del colesterol y del azúcar, entre otros.

En el antiguo testamento, leemos que Ezequiel comió el rollo de las escrituras y le fue en su boca dulce como la miel. No lo hizo literalmente, pues habría tenido un tremendo dolor de estómago, fue en visión o en sueño; pero la metáfora es que el sabor de la palabra de Dios le fue dulce como la miel y no le provocó efecto colateral negativo.

Una vez ingeridos, los alimentos pasan a ser parte de nuestro físico, algunas personas incluso dicen que somos lo que comemos. Por lo tanto, es natural que si queremos tener un cuerpo sano, tenemos que buscar una alimentación adecuada y sana. Lo mismo sucede con el consumo de la Palabra de Dios, cuando la ingerimos, ella pasa a ser parte de nuestra vida y contribuye para nuestro bienestar.

El relato navideño registrado en el evangelio de San Juan, nos enseña que Jesús es la Palabra eterna que encarnó entre nosotros. ¡O sea, Jesús no fue un bebé común, pero es el hijo de Dios que nació en nuestro mundo! Cuando nos damos cuenta de quién fue y es Jesús, pasamos a buscar de Él la orientación para nuestra vida, pasamos a ser nutridos por su Palabra.

Como Ezequiel podemos ingerir esa Palabra y disfrutar de los beneficios que ella nos proporciona sin enfrentar los efectos colaterales negativos. Ciertamente, comer más de la Palabra de Dios y menos de los platos navideños, nos hará bien tanto a nuestro físico como a nuestro espíritu. Y eso no es visión ni sueño, es realidad.

¿Cuáles son los platos navideños que más aprecias?  ¿Cómo puedes incluir Jesús en su menú navideño?


(El profeta y las escrituras, Ezequiel 3:1-3 – La encarnación de Jesús, Juan 1:1-5)

Comentarios

  1. Pavo al Horno acompañado con una buena ensalada de verduras sancochadas y aparte al final su espectacular helado de piña! Soy Feliz!! Invitando a otros con la motivación de mostrar y realzar el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
    Gracias Comisionado, por las reflexiones muy buenas.

    ResponderBorrar
  2. Me encantó el símil que utiliza en relación a la comida, y la importancia entre lo uno y lo otro.
    La navidad es tiempo de celebración; indiscutible que falte una rica cena : aclaro, rica cena ( no tiene que ver con cuanto gastes en ella) pero lo importante es destacar el tremendo alimento espiritual que el nacimiento de Jesús conlleva. Feliz navidad Comisionado, encuentro muy interesante y bendecido su Blog.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

¿Dime con quién andas...?

¡Iglesia Inoxidable!

Huracán Jezabel